lunes, 11 de septiembre de 2017

#Resistencias: La consulta de Los Chenes

Ana Cristina Ramos | Pie de Página 
Hopelchén, Campeche.– Primero se corta uno de los extremo del tronco, el jobón. Adentro se ve el panal: miles de abejas sin aguijón siguen trabajando. Con un palo, una mujer o un hombre maya revientan los potes, las figuras esféricas que están alrededor del panal. La miel empieza a caer.

La escena se ha repetido miles de años. La cultura apícola de los mayas se puede rastrear hasta tiempos prehispánicos, con los dibujos del Códice Tro Cortesiano, uno de los tres escritos que se conservan de la época; en él se encuentra un calendario apícola y por lo menos 50 imágenes donde se pueden apreciar estas abejas rojizas que no tienen aguijón: las meliponas, una especie nativa de la zona que no es agresiva. Aunque la melipona ya no es la predilecta para los apicultores de la zona, que en el siglo XX optaron por la abeja europea porque su producción de miel es mayor, sigue teniendo la función básica de cuidar el panal.

La tradición apícola es el sustento de las familias Chenes, como se conoce a la región maya que habita en Campeche. Juanita Keb Tec es una joven que vive en Cancabchén –la región de la montaña, a 50 kilómetros de la cabecera municipal Hopelchén–. A ella su papá le enseñó el trabajo cuando era una niña y aunque todavía le da miedo la convivencia con las abejas, recuerda con una sonrisa los días de cosecha.
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